martes, 11 de diciembre de 2007

Diario de Petrelli XII

Mañana abandono esta comuna, Nessie, y en contra de lo que me pensaba la idea no me preocupa en exceso. Es más, en lugar de recapacitar sobre mis próximos pasos a tomar mi mente barrunta en perforar ese chochito caliente llamado Rosita.
Cada vez que me tumbo mi mano comienza a masajearme y mi imaginación piensa en ella... sé que no es amor, es la necesidad imporiosa de tener algo que me recuerde a los tiempos de Sarah; y mi testosterona, que debe estar por las nubes, no me alivia mis impuros pensamientos.

Me he levantado a eso de las tres de la mañana y he cruzado el campamento hacia el barracón de las mujeres. Tras observar que todas dormían plácidamente he ingresado en el interior y me he recostado al lado de Rosa. Le he tapado la boca y despertado con cálidos besos en su mejilla, de una manera dulce... (deseaba tanto que sintiera mi cariño...)
Al principio la joven parecía asustada pero más adelante, al reconocerme, ha dejado de forcejear y se ha abandonado a mis besos y caricias...

No me siento orgulloso de lo que he hecho y seguramente mucha gente me lo recriminaría si se enterara, pero mi cuerpo y mente lo necesitaban.
Hoy por fín puedo dormir del tirón.
Mañana comienza mi viaje... será otro día.
Buenas noches Nessie.

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